Recordamos las luces y las sombras, que son muchas unas y otras, del mejor nadador de todos los tiempos, ganador de 28 medallas olímpicas.
En sus 36 años de vida, Michael Phelps (30 de junio de 1985, Baltimore, Estados Unidos) ha experimentado en su propia piel la gloria del triunfo atlético, el infierno de la depresión y la satisfacción de haber superado sus problemas mentales. Michael Phelps nos cae bien, cómo no iba a hacerlo, alguien que cuando el mundo entero lo consideró un semidiós olímpico nos mostró su lado más humano.
Phelps tropieza, cae, y vuelve a levantarse; vuelve a caer y de nuevo se pone en pie y sigue caminando; pero no ya como el hombre que todos queríamos ver, el héroe americano volcado en la natación, sino como la persona que él quiere ser, feliz esposo y padre ejemplar. Quiere concienciar a la opinión pública sobre los peligros de la depresión, evitar que otros pasen por lo que él pasó. «Me gustaría marcar la diferencia, ser capaz de salvar una vida si puedo. Para mí eso es más importante que ganar una medalla de oro», afirmó en una entrevista de CNN.

La ascensión de Michael Phelps
Tal vez los fans de la natación ya se dieron cuenta en el 2000 –durante los Juegos Olímpicos de Sidney– del potencial que tenía un joven Phelps de solo 15 años. Desde Ralph Flanagan en 1932, no había habido ningún nadador tan joven en el equipo olímpico de natación de los Estados Unidos. Aunque no ganó ninguna medalla, sí llegó a las finales y terminó quinto en los 200 metros de mariposa. Fue en los siguientes Juegos, los de Atenas de 2004, cuando se hizo mundialmente famoso con sus 6 oros y dos bronces. Supuso la explosión mediática de Phelps, que un año antes había demostrado ya su destreza ganando cuatro oros en los Mundiales de Barcelona.

La primera caída
Seguro que si tienes 19 años y acabas de convertirte en una estrella olímpica lo que te apetece es relajarte y celebrarlo con los amigos. Apenas unos meses después del éxito de Atenas, en noviembre de 2004, Phelps llevó las celebraciones demasiado lejos cuando fue arrestado por beber y conducir bajo los efectos del alcohol en su Maryland natal. Phelps se declaró culpable y fue sentenciado a 18 meses de libertad condicional.
El incidente supuso un batacazo a la reputación de Phelps, aunque aceptar su responsabilidad fue un buen ejemplo para los adolescentes de todo el país. «Reconozco la gravedad de mis actos», declaró ante el juez. Bajo los términos de su libertad condicional, Phelps tuvo que dar discursos en varias escuelas estadounidenses sobre los peligros del alcohol. Nadie sospechó que detrás del joven triunfador se hallaba una tensa relación con su padre, Fred Phelps, y un pasado marcado por el abuso de sus compañeros de clase durante la escuela.

El segundo ascenso de Michael Phelps
Todo quedó en un incidente aislado cuando en los Juegos de Pekín de 2008 consiguió los ocho oros: 200 libre, 100 y 200 mariposa, 200 y 400 combinados y los relevos 4×100 y 4×200 libre y 4×100 combinados. Era algo sin precedentes, Phelps se convirtió en leyenda al ser el deportista más condecorado en una sola edición, título que mantiene todavía. Con el millón de dólares que recibió de la marca de bañadores Speedo por sus medallas de oro en Pekín creó la Fundación Michael Phelps para promover la natación infantil y la seguridad en el agua. El problemilla de 2004 ya parecía olvidado…
La recaída
…pero no todo era de color de rosa en la vida del nadador, más bien al contrario. El éxito le explotó en la cara cuando en 2009 el tabloide británico News of the World publicó una fotografía del nadador fumando marihuana en una pipa de agua. Phelps, que había llegado a Tampa (Florida) para hacer promociones comerciales y ver la Super Bowl, abandonó de inmediato la ciudad y emitió un comunicado en el que admitió la autenticidad de la imagen.
No fue procesado por falta de pruebas, pero su reputación quedó por los suelos. La Federación Estadounidense de Natación (USA Swimming), suspendió a Phelps de la natación de competición por un período de tres meses, y Kellogg’s anunció que no renovaría su contrato publicitario con el nadador. Un editorial de la revista Forbes publicó que «muchos atletas de alto nivel usan marihuana debido a sus efectos medicinales como analgésico, relajante muscular y antidepresivo» y sugería que el atleta quizá quería defender su legalización, pero Phelps se abstuvo y en su lugar se disculpó: «Me comporté de una manera lamentable y demostré mal juicio». El nadador sabía que la marihuana no había hecho más que acrecentar los problemas que arrastraba desde su infancia.

Vuelta al pódium
En 2009 empezó a salir con la modelo Nicole Johnson, a quien había conocido dos años antes. Rompió con ella poco antes de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, pero con la ayuda de Bob Bowman, su entrenador desde los 11 años, Phelps volvió a brillar: consiguió otros cuatro oros en los 100 mariposa, los 200 combinados y los relevos 4×100 y 4×200. A ello sumó dos platas en los 200 mariposa y los 4×100 libre. En esos juegos, Phelps anunció su retiro profesional. «Estaba harto», comentó después. «Quería dejar de nadar».
Sin embargo, a finales de 2013 llamó a su entrenador desde México, donde estaba de juerga con unos amigos, para decirle que quiere volver a competir. Bowman al principio se negó a entrenarlo –los últimos momentos en Londres habían sido muy difíciles–, pero cuando se reunió con él en Baltimore, se ablandó. A finales de abril de 2014 regresó, participando en la cuarta competición de la Series Arena Pro Swim en Mesa, Arizona.

De nuevo en el infierno
El 13 de septiembre de 2014, cuando ya volvía a salir con Nicole Johnson y parecía que la vida le trataba bien, fue arrestado por la policía de Baltimore por exceso de velocidad. Cuando le hicieron la prueba de alcohol, dio 1,4, el doble de lo permitido. Fue sancionado por la federación con seis meses de suspensión y se le prohibió participar en los Mundiales de 2015. Phelps había tocado fondo, y así se lo dijo a su amigo Ray Lewis, ex-jugador de de fútbol americano de los Ravens. Este, que conocía bien los síntomas de la depresión, le recomendó que se internase en The Meadows, la clínica de rehabilitación de Arizona a la que han acudido celebrities como Kate Moss o Kevin Spacey. Lewis le dejó un libro que calaría hondo en Phelps: Una vida con propósito de Rick Warren.

La resurrección de Michael Phelps
Phelps estuvo 45 días en The Meadows. Durante su tratamiento hizo las paces con su padre, del que se había distanciado desde hacía años y decidió competir en unas últimas olimpiadas, las de Río de 2016. Cuando llegó a la competición, ya ha formado una familia con Nicole y el primer hijo de ambos, Boomer. Volvió a brillar en Río: fue el único en ganar 5 medallas de oro y una plata, a los 31 años.
Retirada definitiva
Se retiró tras esos Juegos Olímpicos, convirtiéndose en uno de los mejores nadadores de todos los tiempos, con 28 medallas olímpicas, 23 de oro, 3 de plata y 2 bronces. Era el momento de dedicarse a su familia, y a sí mismo. En febrero de 2018 nació su segundo hijo, Beckett.
Poco después, Phelps se sinceró en el programa ‘Charlas de vestuario’, del jugador de la NBA Kevin Love, y fue entonces cuando comprendimos la causa de sus excesos en los momentos más bajos. Habló sobre la lucha contra la depresión que había mantenido durante toda su carrera y explicó también cómo se resistió a compartir su situación por miedo al rechazo : «Me prepararon para ser este atleta, esta persona, y después de un tiempo simplemente llegó un momento en que no me gustaba ser lo que era», explicó el nadador. «Eso me llevó a un punto tan bajo que no quería estar vivo», agregó.